jueves, 1 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 4

Hola hola! siento haberme retrasado, pero aquí os dejo el capítulo 4, recién terminado, espero que os guste:
 
CAPÍTULO 4

 

Voy andando por los pasillos, me parece genial que a Montu no le importe el hecho de que pueda escaparme, pero por lo menos podría haberme dicho donde puedo estar, aunque imagino que tampoco le importa demasiado si estoy cómoda o no…

Sigo andando, esto es enorme, los pasillos son muy largos, con demasiadas puertas en cada uno, cada vez que veo una, la abro y me asomo un poco para ver qué hay dentro o si me puedo quedar en ella.

Después de un rato caminando, no he encontrado nada interesante. Sigo andando, pero al final del pasillo me encuentro con una sombra, al principio me escondo tras un pilar y un poco con un tapiz mohoso y lleno de polvo, me fijo en la sobra y al rato comienza a hablar, es Montu. Parece que está hablando con alguien, solo veo su sombra, esa persona (o lo que sea, quien sabe) debe de estar detrás de él. Montu sigue hablando, no me entero de nada y decido acercarme un poco para ver con quién habla y de qué. Avanzo de puntillas y escondiéndome en los huecos que dejan las puertas, tapices mugrientos y pilares. Cuando creo que ya sería demasiado peligroso acercarse más, me paro y escucho atentamente. Parece que me he perdido casi toda la conversación pero me he enterado de algunas palabras sueltas que ha dicho Montu, palabras tales como: conseguido, princesa, agonía, (después de estas palabras, hizo un ruido extraño, como si sufriera) hueso duro de roer, enfrentar, yo. M e ha dejado algo desconcertada ese extraño ruido, y también el cambio de tono de su voz tras este, pero seamos sinceros nada de lo que hace este dragón me parece medianamente normal.

La sombra desaparece, yo espero un poco para asegurarme que está lo suficientemente lejos como para no oírme corretear por su castillo. Sigo andando, debo llevar ya una hora buscando desde que tuve ese encontronazo con Montu y su bipolaridad. Después de otros 20 minutos llego a una zona del castillo que no parece tener ese color grisáceo que parece predominar en este castillo, las pareces los suelos, los tapices llenos de polvo, hasta las luces parecen emitir una luz apagada y gris. Me acerco por un pasillo a algo que parece un distribuidor, que lleva a 4 habitaciones, también hay una puerta que parece llevar al exterior ya que si te acercas a ella notas una pequeña corriente de aire fresco. Me acerco a una puerta que está entreabierta y paso al interior, lo que veo me deja asombrada. Estoy en una habitación con paredes blancas, adornos como unas lámparas de aceite, almohadones, la colcha de la cama y las cortinas, que ondean porque la ventana está abierta, dejando que entre el fresco viento, de color rojo pálido y azul celeste. La cama es enorme, con dosel, hay un tocador (nada comparable con el de mis aposentos), un armario-vestidor que es enorme, se basa en un espacio circular con un espejo apoyado en la pared rodeado de un montón de ropas, y zapatos para diferente actividades. La habitación consta también de una terraza gigante con vistas a la Montaña del Espíritu y al apagado Bosque Oscuro.

Me tumbo sobre la cama y me quedo pensando en la situación en la que estoy, parece tan poco creíble... me llegan a decir esto hace 3 días y les diría que están locos, que no existen los dragones, y si así fuera que no tendrían motivo alguno de salir de su bosque para venir al de Roán para hacer nada más y nada menos que cogerme y llevarme volando a un castillo en ruinas... la verdad es que es lo menos creíble que he dicho nunca, pero me está pasando, aquí estoy en unos aposentos en medio del bosque más extraño que nadie haya visto custodiada por un estúpido dragón, que esa es otra ¿de dónde ha salido este dragón?¿todos son así de raros? o sea habla consigo mismo, no he visto muchos, por no decir ningún dragón en mi vida pero no me parece algo muy normal la verdad... ¿cómo narices pienso salir de aquí?¿sin que me vea? si ni siquiera se que rumbo tomar  para llegar a Avenia, porque supongamos que consigo salir, ¿a dónde me dirijo? podría estar yendo a Avenia, sí, pero igual podría esta alejándome de ella, porque lo único que sé es que tengo que ir en dirección contraria a la Montaña el Espíritu, eso solo me dice una dirección que no debo tomar, el Norte, solo eso... no sé qué hacer, estoy atrapada, no puedo escapar.

No puedo estar quieta, decido moverme, hacer algo, no sé... Me levanto de la cama y comienzo a dar vueltas por la habitación hasta que me canso, y me siento en el taburete de mi tocador. Salgo de la habitación y comienzo a dar vueltas por la zona del castillo que parece más nueva y se libra de ese color grisáceo. Esta parte del castillo es preciosa, estoy en el distribuidor, mirando al techo, que es abovedado, está pintado de manera que parece que estás en un bosque mirando hacia arriba y viendo las copas de los árboles que te rodean.

-Guau, está genial, casi me siento como en casa...-digo en un susurro

-Sí, está muy logrado- dice Montu

-¡¡¡Ahhhh!! Menudo susto...-he dado un salto enorme, siento como me late e corazón descontroladamente, me pongo la mano sobre el pecho y espero a calmarme un poco- Ehh... esto...-no sé qué decirle, parecía amable conmigo al hacer ese comentario.- Hola...

-Hola, esto... ya veo que habéis elegido esos aposentos-dice creo que señalando con la cabeza la habitación en la que he estado este tiempo.- Yo me voy, os repito que no intentéis escapar, ahora estáis andando libremente por algunas zonas, las que os permito, si intentáis escapar, y digo intentáis porque no lo conseguiréis nunca, os encerraré en las mazmorras que hay bajo el castillo- dicho esto salió por el portón y desapareció.

Yo no me muevo, solo me quedo mirando el portón por el que Montu ha desaparecido, intento andar pero las piernas no me responden, creo que sé porque, esos ojos... son mucho más claros que la última vez que le vi cuando me dejo en aquel patio, pero aparte de claros, en ellos hay unas motas marrones cerca del centro, y eso... me resulta muy familiar, sus ojos suelen ser inexpresivos, y completamente verde oscuro, es muy extraño.

Me quedo un rato parada, pensando un poco, cuando por fin me siento dispuesta a andar. Como el dragón mencionó algo de unas mazmorras decido ver si lo que dice es cierto y me pongo a buscar algunas escaleras que vayan hacia abajo dejando claro que llevan a las mazmorras, o eso creo.

Cuando por fin encuentro las escaleras, intento mirar si son muy largas, los son, no se ve el fondo, aparte de que están un poco giradas, como de caracol.

Comienzo a bajar, paso por paso, escuchando el eco que producen mis pies al andar. Cuando creo que ya he llegado al infierno, veo el final de la escalera, acelero el paso y por fin paso el último peldaño. Miro a mi alrededor, huele fatal, humedad, moho... de todo, se nota que nadie viene por aquí desde hace bastante. Sigo andando, hasta que veo una puerta, la abro, haciendo que un crujido salga de las bisagras oxidadas, y miro a ve qué hay detrás de ella, solo más pasillo, pero a diferencia del que acabo de estar, en este hay puertas, bueno, más bien rejas, y parecen igual de oxidadas que las bisagras de la puerta. Ando por el pasillo, mirando todas y cada una de las celdas, esto deben ser las mazmorras que dijo Montu, pero en ninguna hay nada ni nadie. Sigo y sigo caminando, porque cuando parece que ya se acaba un pasillo giras y ahí hay otro igual o más largo todavía que el anterior, ¿qué porqué no paro? muy fácil, seguro que hay algo aquí, o algo, o alguien, lo sé. Lo único que se oyen son mis pasos y el caer de las gotas de agua de las goteras contra el suelo, solo eso. Y por fin el último pasillo, y lo sé porque se ve el final, y al final hay una pared, una pared con...con... ¿una puerta? a decir verdad no hay nada más en este pasillo que esa puerta. En los demás, en todos, había celdas a cada lado, debo de haber pasado por cientos de celdas, y ahora en este pasillo... ¿solo una? y además no es normal, es una puerta de madera, con refuerzos de metal y una única rejilla arriba del todo, por lo que no puedo ver si hay algo dentro.

Algo me deja paralizada, con los ojos abiertos como platos, temblando. Un grito de dolor, un grito apagado, un grito que arrastra consigo un olor nauseabundo.

Doy un paso atrás por intuición, a ese pasa le sigue otro, y otro, hasta que me doy la vuelta y hecho a correr por todos los pasillos que he pasado antes, el camino se me hace eterno, no recordaba que fueran tantos pasillos. Por fin llego a las escaleras y subo los peldaños bastante rápido, el miedo que me ha ocasionado ese extraño sonido que provenía  de detrás de la puerta...¿Qué sería? o peor, ¿quién?. Estas preguntas bombardean mi cabeza mientras corro por las escaleras, me caigo varias veces, pero tan rápido como he caído me levanto. Hay infinitos tramos de escaleras, cuando creo que no voy a poder más, que acepto que me he quedado atrapada en esta escalera sin principio ni fin, llego a la cima de estas, bajo una gran capa de sudor, y sí, lágrimas.

Camino, cuando me doy cuenta de algo extraño, algo ha cambiado, hay algo nuevo, algo diferente. Esto me molesta, ya que no soy capaz de saber qué es lo que ha cambiado. Pienso en esto, mirando a todo lo que me rodea, buscando cualquier cosa, por pequeña que sea, algo nuevo, algo cambiado de sitio...nada, no veo absolutamente nada nuevo, pero esa sensación sigue ahí. Llego a "mis aposentos" sin lograr nada.

Entro a la habitación y, lentamente me dirijo hacia la cama y me siento en ella, a punto de llorar, esta situación me supera, y mucho. Aún así no puedo estar quieta, o quizás es justo por eso, porque al hacer algo mi mente se concentra en ello, y no vaga hacia Avenia, hacia mi vida, mi aburrida y monótona vida, pero es que era lo que tenía, y me gustaba. Necesito hacer algo, cualquier cosa, aunque ello no me ayude a conseguir nada, hacer algo, lo que sea. Seguro que eso será mejor que estar aquí, viendo en tiempo pasar, dándome cuenta de lo impotente que soy ante la situación, eso hace que la rabia se apodere de mí, haciendo que todo sea aún más difícil de llevar.

Voy a la terraza y allí miro lo que se ve desde el balcón; la montaña. el resto del Bosque Oscuro, pequeños bosques aislados, Avenia, el Bosque de Roán... ¿Avenia? ¿el Bosque de Roán? Debo de estar soñando porque es imposible el poder verlos desde aquí, no estoy muy alta, y Avenia se me antoja muy lejos ¿o quizás no es imposible? Quizás lo estoy viendo de verdad, y si lo que veo es cierto, ya sé que dirección debería tomar para llegar, si consigo salir...

Aparto la mirada de lo que he perdido, me dan punzadas en a tripa al recordar todo. En su lugar miro al patio, en él está Montu, hablando solo, como no, parece enfadado, ¿por qué será? Me quedo mirando a Montu un rato más, extrañada por su comportamiento, este dragón me tiene cada vez más desconcertada

Después de esto ya hace frío, debemos estar en una colina alta o algo así, porque si no, no me puedo explicar este frío, a estas alturas del verano, y del día, porque no es tan tarde. Me vuelvo dentro y lo miro todo, me acerco al armario y miro dentro. Al abrir las puertas, me llevo un susto debido a la gran cantidad de arañas, algunas hormigas, bastante grandes por cierto, e incluso he visto algún ratón. No paro de toser ya que con estos asquerosos seres ha salido una enorme masa de polvo. Este sitio está para que lo echen abajo.

Después de que el polvo se asiente en otros lugares de la habitación, miro dentro: solo telarañas y si cabe la posibilidad, más polvo. N o hay nada en este sitio, no es de extrañar, cierto, pero la verdad no tengo claro que esperaba encontrarme allí dentro.

Salgo de la habitación arrastrando los pies, con la cabeza apuntando al cielo, no sé qué hacer, no sé que puedo hacer, no sé qué debo hacer. Al ir arrastrando los pies le doy una patada a algo que suena metálico al darse con la columna que tengo justo frente a mí, me quedo parada, mirándolo, me acerco un poco, pasito a pasito y miro más de cerca el objeto. Es una llave, está cubierta por una capa de polvo, como todo el castillo, es pequeña, bastante, y parece algo antigua, ya no hay llaves con esta forma tan peculiar. No entiendo como no la he visto antes, parecía que estaba justo en frente de mi puerta, me parece casi imposible el no haberme fijando en ella en anteriores ocasiones. La cojo con cuidado y con un dedo le quito la fina capa de polvo que tiene, dejando ver el color dorando de esta. La meto en mi bolsillo y me alejo rápidamente de la columna.

Entro de nuevo en los aposentos, pero salgo de allí nada más entrar, algo me dice que guardarla allí no sería del todo sensato, y que si Montu me ve con ella tampoco me pasaría nada agradable, no sé, es un presentimiento. Me dirijo a las escaleras, las que me he dedicado a bajar y subir toda la tarde, bajo varios tramos y la escondo en las sombras que se originan entre la pared y la esquina de un peldaño. Está bien escondido, no se ve si no te fijas bien, ¿y por qué te ibas a fijar en un esquina de un peldaño cualquiera? para nada, así que está bien ahí. Dudo que Montu se dedique a revisar todos y cada uno de los peldaños de esta inmensa escalera, porque la usará, para bajar a ver al ser de detrás de esa puerta. ¡LA PUERTA!
 

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